miércoles, 3 de diciembre de 2014

LA MUERTE DE SOMOZA: RELATO DE EDWIN CASTRO, EL No. 2 DEL 21 DE SEPTIEMBRE DE 1956.

LA MUERTE DE SOMOZA: RELATO DE EDWIN CASTRO, EL No. 2 DEL 21 DE SEPTIEMBRE DE 1956.

──────────Ω ──────────



──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────

INTERROGADO POR EL FISCAL

P – ¿Diga su nombre, estado, profesión u oficio y residencia legal?

R – Edwin Castro Rodríguez, casado, estudiante universitario, León.

P – Sírvase Ud. declarar todo cuanto sepa en el asunto del cual ha sido informado.

R – Por el mes de Enero del corriente año, al ir a realizar un viaje a Honduras, con motivo de negocios hablé con el Dr. Ricardo Wassmer sobre la posibilidad de ir a El Salvador a visitar a un hermano mío. El Dr. Wassmer me habló de la conveniencia de ir a El Salvador y que iba hablar con el Dr. Aguado, para que me explicase sobre ciertos contactos que debía establecer con emigrados nicaragüenses residentes en El Salvador. Al efecto, un día me entrevisté con el Dr. Aguado en casa del Dr. Ricardo Wassmer y me dijo que al  ir a El Salvador debía entrevistar con el exTeniente Guillermo Duarte y de ser posible con el Dr. Ibarra Mayorga. Me habló sobre un movimiento revolucionario del cual tenía noticias que se estaba gestando en El Salvador. Me dirigí a Tegucigalpa donde estuve varias semanas y luego pasé a San Salvador para entrevistarme con el exTeniente Duarte.

Para ello debía usar una consigna que creo era el nombre de Antonio Proveedor. Vi a Duarte, me habló sobre la existencia de un movimiento revolucionario que se estaba gestando en El Salvador y  me habló de un número de armas, que eran 400, no especificando calidad, ni clase de armas, y el lugar donde estaban ubicadas, me dijo que estaban en El Salvador. Al día siguiente llegó a mi hotel el exTeniente Valle, estaba en el Hotel Internacional, me volvió a repetir la misma historia de las armas y me llevó a casa donde vive el exTeniente Duarte y el ExTeniente Marenco, me hablaron siempre del movimiento revolucionario, me enseñaron unos panfletos que ellos introducían a Nicaragua y que los editaban en México. Al día siguiente llegó al hotel el exCapitán Adolfo Alfaro, el exCapitán Alfaro volvió nuevamente a tratarme el asunto revolucionario y me habló sobre varias cosas, entre ellas me enseñó una copia de una carta que había dirigido al General Somoza, cuya copia guardé en mi casa cuando había estado asilado aquí en Nicaragua y luego de eso me vino diciendo que había planeado un atentado contra la vida del Presidente Somoza, del cual ya había conversado con varios nicaragüenses que habían llegado a El Salvador, no me dijo nombres y me dijo que ya tenía listo el hombre que iba a efectuar el atentado, no diciéndome en ese momento quién era. Me explicó que la precaria situación económica de ellos no les permitía sufragar los gastos que ocasionaba los viajes que el sujeto este tenía que realizar en Nicaragua.

Para ello me habló de la conveniencia de ver cómo podían recogerse aquí en Nicaragua esos fondos, debido a que ellos no contaban con medios suficientes para realizarlo. Me habló también de que debía establecerse contacto con el Coronel Gaitán, de quien él estaba seguro prestaría cooperación asumiendo el Coronel Gaitán la Jefatura del Estado, después de perpetrar el atentado. Para ello me dijo que yo debía hablar con el Dr. Enrique Lacayo Farfán, el Dr. Lacayo Farfán con el Coronel Lizandro Delgadillo y éste con el Coronel Gaitán, me dijo que no era conveniente que yo hablase con el Coronel Gaitán, puesto que no teniendo vínculo alguno con él, no sería conveniente que conversara de estas cosas, pero que si podía hablarle al Dr. Enrique Lacayo Farfán para que hablar con el Coronel Delgadillo y Delgadillo a la vez con Gaitán que tenía no sé qué vínculo con él.

Me habló el exCapitán Alfaro que seguramente el Coronel Gaitán contaba con un grupo de Oficiales que apoyarían su gestión en el momento mencionado. Habló de varios nombres que entre los cuales estaba el Coronel Lizandro Delgadillo y el Coronel Davidson Blanco. Me habló de la posibilidad de un muchacho aviador llamado Antonio Mejía y me dijo que posiblemente podía contar con el apoyo del cuñado de Alfaro el Mayor Juan José Rodríguez Somoza, hasta allí la plática que sostuve con el exCapitán Alfaro. Luego regresé a Tegucigalpa por el término de dos semanas algo así, y en mí estadía en Tegucigalpa recibí una carta del exCapitán Alfaro donde me ratificaba todo lo dicho anteriormente. La plática que sostuvo conmigo a mi venida a Nicaragua que fue a fines de Febrero o a principios de Marzo, no recuerdo efectivamente la fecha. Procedí a informar de los resultados de mi viaje al Dr. Ricardo Wassmer, explicándole todo y cada uno de los detalles de la conversación en San Salvador y el Dr. Wassmer me dijo que había que entrevistarme nuevamente con el Dr. Aguado, habiendo sido concertada esa entrevista creo que fue al día siguiente de mi plática con el Dr. Wassmer.

──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────

Dr. Enrique Lacayo Farfán. Reconocido médico, héroe de la lucha antisomocista. Como secuela de los sucesos del 21 de Septiembre de 1956, muchos ciudadanos --miles--, fueron hechos prisioneros. Entre ellos el Dr. Lacayo Farfán, a quien, por aquellos años, se le calificó del hombre más torturado de Nicaragua. Vivió en el exilio hasta el derrocamiento de la dictadura somocista, en 1979. 

──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────
QUEMAN CARTA COMPROMETEDORA

Llegué a casa del Dr. Aguado a las 6 de la tarde procedí a mostrarle la carta que me había escrito el exCapitán Alfaro y  que yo había recibido en Tegucigalpa, cara que fue quemada en la misma ofician del Dr. Aguado. Le expliqué sobre los detalles que me habían sido dados del atentado que se estaba perpetrando. Le hablé del contacto que debía ser establecido con el Coronel Gaitán en la forma que me había sido indicada, a lo cual el Dr. Aguado me dijo que no era conveniente que yo hablase con el Dr. Enrique Lacayo Farfán, debido a que acabando de regresar yo de El Salvador, país donde hay una fuerte emigración de nicaragüenses, posiblemente mis pasos estarían vigilados. Que Aguado, él personalmente iba hablar con el Dr. Lacayo Farfán y explicarle la necesidad del contacto a establecerse.  Me dijo que regresase al día siguiente a los dos días no recuerdo exactamente, para ver que había contestado el Dr. Lacayo Farfán.

Regresé en la fecha indicada y me dijo que o había sido posible hablar con el Dr. Lacayo Farfán, porque tenía unas visitas y no le fue posible conversar con él. Me dijo que regresase dándole otro plazo y yo me fui a León y regresé días después, diciéndome el Dr. Aguado que ya había hablado con el Dr. Lacayo Farfán y que éste le había dicho que iba a tratar de establecer el contacto. Me dijo que esto iba a ser un poco difícil por encontrarse el Dr. Lacayo Farfán todavía con la casa por cárcel, como resultado de los sucesos de Abril de 1954, pero me dijo que bueno que había que esperar. Creo que en alguna otra oportunidad pregunté al Dr. Aguado que sí había recibido aviso del Dr. Lacayo Farfán y me dijo que no. Así pasaron los días hasta finales de Abril en que apareció en mi casa una tarde Rigoberto López, usando la contraseña de Antonio Sol que me había sido dada por Alfaro, y me dijo que requería fondos o requiriéndome que le diese dinero, porque tenía que hablar con otras personas con quienes traía especiales cargos de conversar o de informarles, esto fue en león. Me vine a Managua, pues aquí informé al Dr. Aguado de la venida de López, me dio el Dr. Aguado dinero, que creo que fueron C$100.00. no recuerdo cuánto y me dijo que iba a recoger entre los amigos de aquí de Managua otra suma de dinero para sufragar los gastos de López. Que regresase al día siguiente y el Dr. Aguado me dijo que no había podido conseguir todavía “una suma de dinero pero que volviese nuevamente. Regresé otra vez. Hablé con el Dr. Ricardo Wassmer explicándole que el Dr. Aguado me había dado sólo la suma de C$100.00. y el Dr. Wassmer me dijo que regresase más tarde, dándome C$100.00. más dinero que entregué a López.

CLAVE EN UNA REVISTA

No vi a López por unos días y me dijo él después que había visitado al Sr. Cornelio Silva de Chontales y al Dr. Francisco Frixione de Managua, a Silva lo había localizado por medio de otra persona que residía de un hotel que queda por la Cafetería El Gallo, allí por el mercado, no conozco el nombre de ese sujeto y me dijo López que había traído a Silva una revista donde venía la clave, entiendo que palabras marcadas, instrucciones o una comunicación para Silva y que Silva estaba descifrándola. Que el Dr. Francisco Frixione le había dado una tarjeta de presentación para el Dr. Urcuyo Gallegos de Rivas, a quien fui yo en compañía de López a visitarlo a Rivas. Llegamos y López le explicó a lo que venía, entiendo que Urcuyo Gallegos habló con López de la posibilidad de introducir un número de armas de Costa Rica por una propiedad fronteriza que tiene el Dr. Urcuyo Gallegos, armas que servirían para dárselas a un grupo de chontaleños, que según dijeron ellos había ofrecido Silva para ayudar a López.

Después de estar unos días ya no volvía a saber más de López hasta que recibí una tarjeta o un papel que me enviaba de El Salvador, diciéndome que había tenido que marcharse a El Salvador y que era conveniente que yo llegase, razón que me mandaba Alfaro. Pasaron los días yo no fui a San Salvador y en víspera de la Conferencia de Presidentes en Panamá, días antes, regresó nuevamente López diciéndome que tenía instrucciones de dirigirse a Panamá a atentar en esa ciudad en la Conferencia de Presidentes, contra la vida del Señor Presidente Somoza, que requería dinero para dirigirse a Costa Rica, donde allá le ayudarían otros amigos no diciéndome quiénes. Al efecto hablé con Benjamín Robelo quien me condujo donde el Dr. Alonso Castellón y donde Hernán Argüello quienes dieron dinero los dos C$100.00. y C$200.00. respectivamente.

JUAN CALDERÓN permaneció en el exilio. A él se atribuye el haber envenenado los proyectiles que penetraron el cuerpo del General Somoza García. En 1960 se fugó de la cárcel y buscó asilo en Argentina. Allá se encuentra todavía (1969), viviendo las durezas de un ostracismo, pobre y olvidado. 
Luego visité yo a Herminio Larios y a Juan Calderón habiendo reunido una suma que le entregué a López con lo que se dirigiría a Costa Rica según me dijo él, no volví a saber más de López  hasta en los primero días de Septiembre del corriente año que regresó diciéndome que había estado en Panamá  y que no había podido perpetrar el atentado en esa ciudad. En su anterior estadía López había tenido entrevista con Silva y el Dr. Urcuyo Gallegos, que no sé sobre qué versaron. López me dio que era necesario enviar una persona a San Salvador para que le diese Alfaro el nombre o los nombres de los oficiales que iban a colaborar ya que a él no habían querido dárselos. Que esta persona se entrevistaría con Alfaro, luego que hablaría aquí con los oficiales comprometidos usando alguna contraseña o consigna que Alfaro le daría para ello. Vi a Ausberto Narváez a quien le expliqué del viaje a El Salvador, el motivo por el cual debía ser realizado y fue conseguida en León en el Consulado de El Salvador la visa para Narváez. Esto fue como el 10 o 12, pero debido a que la señora de Narváez creyó que era un asunto de viaje de jerga o algo así, le rompió el pasaporte y no pudo Narváez usarlo para realizar el viaje. Se cruzaron los días 14 y 15 y 16 de Septiembre, fecha en las cuales López tenía instrucciones de atentar contra la vida del Presidente Somoza.

EL ATENTADO SERÍA EN LAS FIESTAS PATRIAS

Como le iba diciendo, pasaron los días 14, 15 y 16 de Septiembre fechas en las cuales López traía instrucciones de atentar contra la vida del señor Presidente, pero detuvo su intento por no haber podido establecerse contacto con Alfaro para avisar a los Oficiales supuestamente comprometidos.

Pensé en realizar yo personalmente ese viaje a El Salvador, cosa que tampoco pudo hacerse por los días festivos que no extendían la visa del pasaporte, y entonces pensó López que lo conveniente sería llamar por radio a Alfaro al 3237 de San Salvador, teléfono de su residencia, para que diese los nombres; así vino Narváez a llamar a El Salvador y no pudo localizar a Alfaro, vine yo el 20, el seguido día a tratar de hablar con Alfaro, pues Narváez le había dejado razón que estuviese ese día esperando la llamada o cablegrafiase dando los apellidos de los oficiales comprometidos. Hablé a San Salvador a las nueve y media de la mañana y me dijeron que Alfaro no estaba en la ciudad, que andaba fuera en gira de negocios. Días antes como 16 o 17 había estado en León Cornelio Silva a quien conocí ese día, le expuso López que se iba a realizar el atentado en la ciudad de León y Silva procedió a organizar el plan a seguir, diciendo que debía ser de noche y él traería a un grupo de chontaleños con los cuales asaltaría la Planta Eléctrica, a la vez que sería conveniente incendiar la Administración de Rentas y algún otro edificio público.

VENENO EN PASTILLAS

En día anteriores López me había mostrado la pistola con la que iba a perpetrar el atentado, la cual tuve en mi poder,  y me enseñó una caja pequeña de madera que contenía una pastilla que me él me dijo era veneno sublimado, la cual debería ser introducida en las balas, que este veneno le había sido dado por un hijo de un Dr. Godoy, practicante del Hospital Rosales de San Salvador. Me dijo López también que había sido entrenado en Costa Rica no diciéndome lugar ni por quién y yo fui con él dos veces a lugares aledaños a las Salinas de don Edmon Pallais, sin conocimiento de este último, donde López practicaba tiros.

Fui con López donde Juan Calderón, explicándole López en el lugar que debían ser abierto los hoyos de las balas y el espesor, cosa que Calderón hizo a sabiendas del objeto para el cual iban a ser usadas.

Vi a Herminio Larios y Hernán Argüello quienes dieron sumas de dinero que fueron entregadas a López para sus gastos; por medio de Juan Calderón, dio dinero un Ing. Baldizón cuyo nombre no conozco. Pasados los días al no llegar Silva a León, ocupe yo su lugar en la Planta Eléctrica, habiendo hablado para ello con Julio Alvarado, José María Barrera, Noel Jirón y un tipo de apellido Martínez, que le dicen “Rosita” y Pedro Silva, quienes colaborarían en el asunto de la Planta Eléctrica.

TOMÁS BORGE INDECISO

Hablé también a Tomás Borge por recomendación de Juan Calderón mostrándose Borge indeciso a cooperar en el asunto de la Planta Eléctrica. También el día 19 hablé con el Dr. Emilio Borge con quien ya había conversado con anterioridad  hacía algún tiempo sobre el asunto del atentado, habiendo conversado con el Dr. Borge en la estación del ferrocarril, al dirigirse este para Chinandega en horas de la mañana, quedando de vernos nuevamente de regreso. Al regreso de éste me entrevisté con él. Ausberto Narváez en casa de habitación del Dr. Borge, conviniendo el Dr. Borge venirse a Managua a ver la forma cómo obtenía asilo en alguna Embajada para Narváez y para mí.

Suponíamos después del atentado tomar el camino de Momotombo y ubicarnos en algún lugar cerca de Managua, donde mandaríamos razón al Dr. Borge para ver cómo asilarnos en algún lugar. Así las cosas el día 21 después de haberme visto con López, por última vez y con Narváez a las ocho y media de la noche me ubiqué en las vecindades de la Planta Eléctrica en compañía de Julio Alvarado, Noel Jirón y de “Rosita” Martínez; Narváez ubicado en un carro sobre la calle real y en las cercanías de la casa del Obrero, daría la señal con los focos del carro a la hora que yo debía apagar las luces de la Planta Eléctrica.

INCENDIO DE EDIFICIOS

También había dispuesto Silva que se disparasen en varias regiones de la ciudad, bombas de fuegos artificiales, cosa de la que se encargó Calderón, pero creo que no se hizo, habiendo resuelto éste último incendiar el edificio donde estuvo ubicada la “Fosforera” al momento del apagón.

Cuando Silva había estado en León dio que lo llevase donde Aníbal Altamirano quien me dijo había sido compañero hacía varios años desde en Costa Rica, donde entiendo Silva estuvo exilado, porque tuvo no sé qué participación en el movimiento de Abril de 54, lo llevé donde Altamirano esperándolo en la esquina y como a la media hora que salió me dijo que Altamirano le había ofrecido ayuda y que le dijo iba a dar armas para los chontaleños que estarían la noche del atentado.
NO LLEGÓ LA SEÑAL

Como digo, estábamos ubicados en la forma que describí, armados todos de pistola, teniendo Noel Jirón la mía, Rosita una de Julio Alvarado, Julio Alvarado otra de él y yo la de Narváez. Pasaron las horas y no llegó la señal de Narváez, como a las dos de la mañana pasó una señora de nombre Mercedes Fuentes, quien me dijo que había habido una balacera en la Casa del Obrero, resultando herido el Señor Presidente, que no me convenía andar en las calles a esas horas porque yo era Liberal Independiente. Y  me ofreció asilo en su casa el cual acepté.

Pasé como cuatro días o cinco en la casa de esa señora, de donde salí porque llegó el Teniente Calero, preguntando por el hijo de la señora, y temí que me buscara a mí, habiendo montado en un carro que dejome en el lugar llamado el Platanar, queda en León cerca del hipódromo, de donde me fui a pie por la vega del río hasta ceca de la casa de la referida señora Mercedes Fuentes, habiéndola mandado a llamar esperándola en el río; cuando estuve en la casa de ella ví a José María Carvajal a quien pedí me sacase por la frontera norte, negándose éste; también vi a mi cuñado Arnoldo Argüello para pedirle que me mandara dinero de mi casa.

RECOMPENSA POR SU CAPTURA

Mandé llamar a la señora Mercedes y me condujo a una finquita cerca de León de unas señoritas Buitrago, las cuales nunca supieron que yo estaba en su finca, porque allí sólo vive un cuidador y ellas nunca llegan allí; estuve como nueve días y la señora Fuentes trataba de encontrar a alguien que me sacase por la frontera de Honduras, hasta que vi publicado la noticia de la recompensa por mi captura, mandé a llamar a Evenor Barrios empleado viejo mío, quien me condujo a la Isla de Juan Venado porque los cuidadores de la hacienda esa, son familiares de él, y allí estuve hasta que fui capturado el día 11 de ese mes.

El siguiente es el Interrogatorio a que fue sometido Edwin Castro, en el Consejo de Guerra, por el Fiscal, Dr. Agustín Torres Lazo:

PREGUNTA: ¿Diga Ud. si el ExCapitán Adolfo Alfaro le entregó copia de una carta dirigida al General Somoza?

RESPUESTA: Sí señor, me entregó copia de una carta dirigida al General Somoza.

P – ¿Conserva Ud. esa carta?

R – La conservo en mi casa de habitación en lugar visible, en la primera gaveta de mi chifonier.

P – ¿Quién conectó a Ud. con Rigoberto López Pérez?

R – La contraseña del ExCapitán Alfaro.

USABA CONTRASEÑA CON NOMBRE SUPUESTO

P –  ¿Cuándo le dio a Ud. la contraseña de Antonio Sol?

R – El exCapitán Alfaro, me la dio para usarla.

P – ¿Cuándo supo Ud. que Rigoberto López Pérez era quien iba atentar contra la vida del Señor Presidente?

R – Cuando llegó a León, a fines de Abril.

P – ¿Estableció contacto con el Dr. Francisco Frixione?

R – Sí, estableció.

P – ¿Sabía el Dr. Francisco Frixione que se atentaba contra la vida del Señor Presidente?

R – Sí, señor.

Fotografía de Francisco Gaitán
durante los homenajes póstumos
tributados al Dictador. Esta foto la hemos
tomado de la Corona Fúnebre
.
P – ¿Debía Rigoberto López P., establecer contacto con el Coronel Lizandro Delgadillo y el Coronel Gaitán?

R – No señor.

P – ¿Diga Ud., si se estableció el contacto buscado con el Corone Gaitán?

R – Entiendo que fue establecido por medio de la carta a que hago referencia en mi declaración.

P – ¿Cómo supo  Ud. de esa carta?

R – Me fue informado por López.

P – ¿Sabe Ud. si el Coronel Gaitán recibió esa carta?

R – Me refirió López Pérez que había sido enviada al Coronel Gaitán y habiendo puesto el término fijado en la carta para su contestación, lo cual significaba la aceptación tácita del Coronel Gaitán.

P – ¿Sabe Ud. si el Coronel Gaitán contestó esa carta?

R – Me dijo López Pérez no debía establecer contacto con Gaitán, sabe si debía o no hacerlo.

R – Me fue referido por él, que le dijeron que era conveniente que no estableciera el contacto.

“Omití decir en mi declaración que al presentarse la dificultad del viaje a El Salvador de Ausberto Narváez, me dirigí a Managua donde conversé con el Dr. Alfonso Terán, explicándole la necesidad que alguien realizase un viaje a San Salvador  para obtener las contraseñas de los nombres del oficial u oficiales a quienes debía avisarse acerca del atentado y el Dr. Terán me dijo que él no podía realizar ese viaje.

Sugirió que hablásemos con Emilio Stadtahagen que tal vez él conocía personas que pudiesen realizarlo. Fui con Terán a la casa de Sadtahagen y no lo encontramos. Yo me regresé a León y no supe más del Dr. Terán hasta que le habló por teléfono días antes del atentado, diciéndole que llegase a León, pero no llegó.  

P – ¿Qué otras personas dieron a Ud. dinero?

R – El Dr. Ricardo Wassmer, Hernán Argüello, Herminio Larios, Juan Calderón, Alonso Castellón y el Ing. Baldizón, no recuerdo el nombre. Eso es todo.

P – ¿Le dio a Ud. dinero el Sr. Benjamín Robelo?

R – No señor.

P – ¿Le ofreció dinero el Sr. Benjamín Robelo?

R – No señor, cooperó conmigo en recaudarlo, yendo donde Hernán Argüello y Alonso Castellón.

P – ¿Sabía el Sr. Benjamín Robelo, que el dinero sería entregado a Rigoberto López y que se atentaba contra la vida del presidente?



R – Sí señor.

P – ¿Sabe Ud. si en el caso de que Rigoberto López Pérez fallara, en consumar el atentado había otras personas que lo llevarían a efecto?

R – No señor.

MATARÍA A SOMOZA EN PANAMÁ, PERO HUBO MUCHA VIGILANCIA

P – Sabe Ud. por qué López Pérez no pudo realizar el atentado en Panamá, cuando el General Somoza García, asistía a la reunión de Presidentes?



R – Me dijo que la vigilancia de la policía panameña y los elementos de policía de diversos países era tal que no le permitió perpetrar el atentado.

P – ¿Sabe Ud. por qué razón el excapitán Alfaro, no quiso dar los nombres de los oficiales supuestamente comprometidos a Rigoberto López Pérez?

R – Por temor de que Rigoberto López fuese capturado antes del atentado y se conociera el nombre de los comprometidos.

P – ¿Sabe Ud. cuál era el proyecto que se pondría en práctica después de realizado el atentado?

R – Sí, el Coronel Gaitán asumiría la Jefatura del Estado, apoyado por un grupo de oficiales pero no sé la forma cómo éste lo haría.

P – ¿Dice Udf. Que López Pérez tenía pensado atentar contra la vida del Señor Presidente, durante los días 14 – 15 y 16 de septiembre?

R – Sí señor.

P – ¿Quiere Ud. decirme en qué forma se llevaría a cabo el atentado en esa ocasión?

R – En el Centenario de las festividades de la Batalla de San Jacinto o en las Fiestas Patrias.

P – ¿Diga Ud. qué personas colaborarían con Rigoberto López Pérez para llevar a cabo el atentado?

R – Lo haría solo, como lo hizo, puesto que no habían sido conseguidas las armas que Urcuyo Gallegos había hablado de conseguir.

P – ¿Sabe Ud. por qué no se efectuó el atentado los días 14, 15 y 16 de septiembre?

R –  Porque no habían establecido el contacto directo con Alfaro, para obtener los nombres y contraseña de oficiales comprometidos y entrevistarse con ellos, por lo cual resolvió Rigoberto López, esperar a que fuese obtenido.


EL ATENTADO FUE CON UN REVÓLVER CALIBRE 38
P – ¿Sabe Ud. con qué arma perpetró el atentado Rigoberto López Pérez?

R – Con una pistola 38.

P – ¿Diga Ud. cómo adquirió López Pérez esa pistola?

R – Me dijo que se la había dado en Costa Rica.

LAS BALAS ENVENENADAS

P – ¿Recuerda Ud. qué clase de veneno fue utilizado para introducirse en las balas?

R – Me refirió Rigoberto López que era sublimado.

P – ¿Dígame Ud. quién introdujo el veneno en las balas?

R – Rigoberto López.

P – ¿Para introducir este veneno, se habían preparado antes las balas?

R – Sí señor.

P – ¿Dígame Ud. quién preparó las balas?

R – Juan Calderón.

P – ¿Diga Ud. quién suministraba la munición utilizada por Rigoberto López en sus prácticas de tiro?

R – Fue suministrada una vez por Ausberto Narváez y otra por mí.

P – ¿Dónde adquirió Ud. esa munición?

R – Una vez me la dio Narváez y otra, la adquirí en el almacén de venta de municiones.

P – ¿Fue en León?

R – Sí, en León.

P – ¿Sabe quién es el propietario de ese establecimiento?

R – Don Juan de Dios Pineda.

LÓPEZ PÉREZ ASEGURADO

P – ¿Sabe Ud. quién es la persona encargada por López Perez para pagar una póliza a su mamá?

R – Me refirió López Pérez que le fue tomada una póliza de vida en El Salvador, con una compañía de seguros, por el ExCapitán Alfaro.

P – ¿Cuántos días fue Ud. acompañando a Rigoberto López a practicar tiro de pistola a las Salinas?

R – Dos veces, señor.

P – ¿En los dos viajes que Ud. fue hacer prácticas de tiros de pistola con Rigoberto López P., usaron el mismo lugar.

R – No señor.

P – ¿Puede describirme el primer lugar y luego el segundo?

R – El primer lugar queda yendo de León a Poneloya, por la pradera, se toma la vereda de un camino, hacia la derecha hacia el llano como unas 300 varas adentro en un lugar donde hay un palo de Jícaro. La segunda vez fue en el propio camino que entra en la carretera a Poneloya a las Salinas de don Edmon Pallais, a mano izquierda en un árbol, que creo es un jícaro.

TIRO AL BLANCO BUSCANDO LA CINTURA

P – ¿Con qué mano disparaba Rigoberto López Pérez en sus prácticas?

R – Entiendo que con la mano derecha.

P – ¿Puede Ud. indicarle a la Corte la posición que usaba con la pistola al hacer esas prácticas de disparo?

R – Se la sacaba de entre la camisa y disparaba a la altura de la cintura de frente.

P – ¿La primera vez que hizo estos ensayos López Pérez, qué cantidad de municiones disparó?

R – Una caja de cincuenta tiros.

P – ¿Notó Ud. si al comienzo de las prácticas pegaba en el blanco?

R – Sí señor, con entera precisión.

P – ¿Exactamente qué colocaba de blanco en sus prácticas?

R – Una vez fue colocado un pañuelo café de seda, lo colocaba recostado sobre el árbol, detenido de alguna ramita o en alguna saliente así fue la primera vez.

P – ¿A qué altura colocaba el pañuelo del árbol?

R – Aproximadamente a una vara del suelo.

P – ¿Le dijo él por qué colocaba a esa altura el pañuelo?

R – Me dijo que había recibido instrucciones de buscar como tirar abajo, porque presumían que el Sr. Presidente usaba chaleco protector.

P – ¿Le dio a entender a Ud.  que en ese caso, los disparos serían al estómago?

R – Entiendo que sí.

P – ¿A qué distancia se colocó la primera vez Rigoberto López P.,  del blanco del pañuelo, para hacer esos disparos?

R – Aproximadamente a 10 pasos.

P – ¿Qué usó de blanco la segunda vez?

R – Fue un periódico.

P – ¿De qué grueso era el árbol escogido para estas prácticas?

R – Escogía siempre un árbol del grueso de una persona.

P – ¿Sabe si Rigoberto López averiguó antes del atentado si el Sr. Presidente usaba chaleco?

R – No me di cuenta.

P – ¿Le dijo Rigoberto López Pérez a Ud., antes del atentado que cambiaría los planes disparándole en el pecho en vez de la parte baja del abdomen?

R – No me dijo nada sobre eso.

P – ¿Qué rumbo se proponía tomar Ud. después de los sucesos?

R – Me proponía esperar que pasar el mes de Octubre y dirigirme hacia Honduras, también planeaba venirme a Managua y buscar asilo en alguna Embajada.

PRETENDÍAN INVOLUCRAR A DON JORGE CÁRDENAS

P – ¿Fue Ud. algún día antes del atentado con Rafael Corrales al periódico La Prensa, con el fin de entregarle algo al exTeniente Jorge Cárdenas?

R – Nunca he ido con el Dr. Corrales a la La Prensa, la única conexión que tuve con los Sres. de La Prensa ha sido con un autobús donde transporté por término como de un mes ese periódico a León, todos los días.

P – ¿En alguna oportunidad antes del atentado se vio Ud. con el exTeniente Jorge Cárdenas?

R – He visto al exTeniente Cárdenas en La Prensa relacionado con la cosa que he dicho en mi anterior declaración, ya que es el gerente de ese diario nunca he hablado con él nada relacionado con el atentado.

P – ¿Le entregó alguna ve una carta?

R – Jamás.

LÓPEZ PÉREZ ASEGURADO EN 30 MIL COLONES

P – ¿Sabía Ud. si Rigoberto López tenía asegurada la vida?

R – ¿Sí, lo sabía, perfectamente.

P – ¿Puede decirme por qué cantidad lo había asegurado?

R – Me parece me dijo, que era algo así como 30 mil colones.

P – ¿Le dijo qué persona era la beneficiaria de este seguro?

R – Si me lo dijo, que era su señora madre.

ACCIÓN SUICIDA, ESTABA DISPUESTO A MORIR LÓPEZ PÉREZ

P – ¿Le comunicó a Ud. Rigoberto López que al cometer el atentado estaba dispuesto a morir?

R – Si señor, así me lo dio.


P – ¿Le dijo que tenía posibilidad remota de escapar?

R – Me dijo que existía esa posibilidad de escapar, en la confusión, pero no aseguraba eso.

P – ¿Por dónde le dijo que podía escapar una vez apagadas las luces?

R – Me dijo que en medio de la confusión, por la calle.

PRESIDENTE SOMOZA

P – ¿Cuáles eran los planes para reunirse después con López Pérez?

R – Se pensó en un principio, si el atentado  se llevaba a cabo en la convención y si Rigoberto López podía escapar, nos reuniésemos en la Plaza San Juan de Dios, pero esto no fue más que una mera y rápida conversación, pero fue desechado al comprender tanto López Pérez como nosotros la imposibilidad de realizarlo.

──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────






No hay comentarios:

Publicar un comentario